dedo misterioso
La
leyenda del dedo misterioso es tan antigua como Quito. Se presume que fue una
de las primeras historias en conocerse entre los habitantes de la ciudad. Edgar
Freire Rubio, en su libro "Leyendas y Tradiciones", dice que en el
convento de San Francisco habían dos aspirantes a sacerdotes, Leónidas y
Antonio.
Ambos
acostumbraban bromear sobre sus superiores. Una noche caminaban por el patio
principal del convento y una persona tocó la campana de la portería.
Antonio
fue a ver quién era y se llevó una sorpresa, pues una anciana muy fea, que
tenía tapado su rostro con un velo y sobresalía su nariz y barbas, preguntó por
el padre Anselmo.
nariz era parecida a la de sus superiores.
Al
cabo de cinco minutos, un dedo se le apareció cerca de la nariz a Antonio. Con
el correr del tiempo, Antonio cayó en una profunda depresión, pues el dedo le
seguía haciendo señas de que le siga.
El
seminarista le confesó esta visión a su superior, quien le mandó como
penitencia participar de una novena para pedirle a Dios una visión.
Luego
de los nueve días, el dedo le seguía haciendo señas. El superior le dijo que
podría tratarse de una visión de Dios y le aconsejó seguirlo.
Antonio
comenzó a seguir al dedo, mientras sus amigos y superiores iban trás él.
Al
pasar por un arco, el estudiante se detuvo y giró a la izquierda, hacia donde
existe una puerta de piedra que da a la capilla de Villacís.
Dice
la leyenda que la puerta se abrió y ordenó a Antonio entrar. Sus amigos y
superiores también quisieron entrar, pero la puerta se cerró y nunca más se
supo qué pasó con el seminarista.
Comentarios
Publicar un comentario